Apoyo a personas
con DCA
Apoyo a personas
con DCA
APOYO A
PERSONAS
CON DCA
Con independencia de la causa que lesiona nuestro cerebro, las personas con DCA sufrimos secuelas que en mayor o menor medida suponen un déficit en el funcionamiento ordinario de nuestros cuerpos, nuestras mentes y nuestras vidas. Estas alteraciones de la normalidad se convierten en discapacitantes cuando no reciben una respuesta biopsicosocial adecuada. La atención básica, terapéutica, ocupacional, con carácter ininterrumpido y especializado, es imprescindible para prevenir el agravamiento de las consecuencias y alcanzar el máximo nivel de funcionalidad posible.
La normalización de nuestras vidas pasa por alcanzar el mayor grado de autonomía posible y una auténtica inclusión social: disfrutar de nuestros amigos, de nuestra familia, de nuestro trabajo, de independencia económica y vital, de nuestro entorno y de libertad de elección. Alcanzar una vida digna, en igualdad de oportunidades y la plenitud de nuestros derechos como ciudadanos requiere el respeto a nuestra voz y la prestación de apoyos para que sea escuchada.
Ayudas para superar el daño cerebral adquirido
Este modelo social sustenta la labor que se realiza en ATENEO CASTELLÓN. Nuestro trabajo está sometido a un ejercicio continuo de revisión, guiados por el convencimiento de que tenemos mucho que aprender y queda mucho por mejorar.
En este sentido, trabajamos con una planificación del trabajo, “centrada en la persona”. Esta metodología, supone que la persona debe ser la protagonista del proceso, tener un papel activo y ser escuchada y debe dirigir su vida. Para ello, y según las necesidades que requiera, deberemos prestarle apoyos de distinta intensidad: puntuales, intermitentes o generalizados.
Siempre se empieza con una evaluación y diagnóstico de necesidades desde las dimensiones de calidad de vida (Bienestar emocional, Relaciones interpersonales, Bienestar material, Desarrollo personal, Bienestar físico, Autodeterminación, Inclusión social, Derechos.) y la CIF Clasificación Internacional de la Funcionalidad.
Después, y de forma consensuada entre todos los miembros de equipo, familia y afectado se toman decisiones y se fijan objetivos. Finalmente, se elabora un plan individual de trabajo para conseguir los objetivos propuestos. Este plan se consensua con la familia y afectado y se establecen plazo de revisión y seguimiento.
Con independencia de la causa que lesiona nuestro cerebro, las personas con DCA sufrimos secuelas que en mayor o menor medida suponen un déficit en el funcionamiento ordinario de nuestros cuerpos, nuestras mentes y nuestras vidas. Estas alteraciones de la normalidad se convierten en discapacitantes cuando no reciben una respuesta biopsicosocial adecuada. La atención básica, terapéutica, ocupacional, con carácter ininterrumpido y especializado, es imprescindible para prevenir el agravamiento de las consecuencias y alcanzar el máximo nivel de funcionalidad posible.
La normalización de nuestras vidas pasa por alcanzar el mayor grado de autonomía posible y una auténtica inclusión social: disfrutar de nuestros amigos, de nuestra familia, de nuestro trabajo, de independencia económica y vital, de nuestro entorno y de libertad de elección. Alcanzar una vida digna, en igualdad de oportunidades y la plenitud de nuestros derechos como ciudadanos requiere el respeto a nuestra voz y la prestación de apoyos para que sea escuchada.
Este modelo social sustenta la labor que se realiza en ATENEO CASTELLÓN. Nuestro trabajo está sometido a un ejercicio continuo de revisión, guiados por el convencimiento de que tenemos mucho que aprender y queda mucho por mejorar.
En este sentido, trabajamos con una planificación del trabajo, “centrada en la persona”. Esta metodología, supone que la persona debe ser la protagonista del proceso, tener un papel activo y ser escuchada y debe dirigir su vida. Para ello, y según las necesidades que requiera, deberemos prestarle apoyos de distinta intensidad: puntuales, intermitentes o generalizados.
Siempre se empieza con una evaluación y diagnóstico de necesidades desde las dimensiones de calidad de vida (Bienestar emocional, Relaciones interpersonales, Bienestar material, Desarrollo personal, Bienestar físico, Autodeterminación, Inclusión social, Derechos.) y la CIF Clasificación Internacional de la Funcionalidad.
Después, y de forma consensuada entre todos los miembros de equipo, familia y afectado se toman decisiones y se fijan objetivos. Finalmente, se elabora un plan individual de trabajo para conseguir los objetivos propuestos. Este plan se consensua con la familia y afectado y se establecen plazo de revisión y seguimiento.
Con independencia de la causa que lesiona nuestro cerebro, las personas con DCA sufrimos secuelas que en mayor o menor medida suponen un déficit en el funcionamiento ordinario de nuestros cuerpos, nuestras mentes y nuestras vidas. Estas alteraciones de la normalidad se convierten en discapacitantes cuando no reciben una respuesta biopsicosocial adecuada. La atención básica, terapéutica, ocupacional, con carácter ininterrumpido y especializado, es imprescindible para prevenir el agravamiento de las consecuencias y alcanzar el máximo nivel de funcionalidad posible.
La normalización de nuestras vidas pasa por alcanzar el mayor grado de autonomía posible y una auténtica inclusión social: disfrutar de nuestros amigos, de nuestra familia, de nuestro trabajo, de independencia económica y vital, de nuestro entorno y de libertad de elección. Alcanzar una vida digna, en igualdad de oportunidades y la plenitud de nuestros derechos como ciudadanos requiere el respeto a nuestra voz y la prestación de apoyos para que sea escuchada.
Este modelo social sustenta la labor que se realiza en ATENEO CASTELLÓN. Nuestro trabajo está sometido a un ejercicio continuo de revisión, guiados por el convencimiento de que tenemos mucho que aprender y queda mucho por mejorar.
En este sentido, trabajamos con una planificación del trabajo, “centrada en la persona”. Esta metodología, supone que la persona debe ser la protagonista del proceso, tener un papel activo y ser escuchada y debe dirigir su vida. Para ello, y según las necesidades que requiera, deberemos prestarle apoyos de distinta intensidad: puntuales, intermitentes o generalizados.
Siempre se empieza con una evaluación y diagnóstico de necesidades desde las dimensiones de calidad de vida (Bienestar emocional, Relaciones interpersonales, Bienestar material, Desarrollo personal, Bienestar físico, Autodeterminación, Inclusión social, Derechos.) y la CIF Clasificación Internacional de la Funcionalidad.
Después, y de forma consensuada entre todos los miembros de equipo, familia y afectado se toman decisiones y se fijan objetivos. Finalmente, se elabora un plan individual de trabajo para conseguir los objetivos propuestos. Este plan se consensua con la familia y afectado y se establecen plazo de revisión y seguimiento.